Tami aborda los temas de la cultura pop como si estuviera llenando una encuesta sobre la vida de los Simpsons: desanimada, pero con una pizca de esperanza. Y la nostalgia no debe de ser una marca de cerveza, al menos en sus tweets.

Sus comentarios sobre la política son como un café intenso: amargos, estimulantes y un poco dolorosos si no estás preparado. 'People adapt to fascism', sí, pero ¿alguien trae las donas para este debate?

Sus posts sobre vida diaria son un festín de contradicciones: ansía por salir pero encuentra más placer en una airfryer. Es un equilibrio delicado entre el deseo de conexión y la comodidad del sofá, donde cada post es una ventana a su alma vagabunda.